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sábado, 25 de junio de 2011

La vida espiritual en nuestro proyecto de vida. - Lectio Salesiana

Paso 1. Invocaciòn al Espìritu Santo.


Espíritu Santo: perfecciona la obra que Jesús comenzó en mí. Mortifica en mí la presunción natural. Quiero ser sencillo, lleno de amor a Dios y constantemente generoso. Que ninguna fuerza humana me impida hacer honor a mi vocación cristiana. Que ningún interés, por descuido mío, vaya contra la justicia. Que ningún egoísmo reduzca en mí los espacios infinitos del amor. Que la efusión de tu Espíritu de amor venga sobre mí, sobre la Iglesia y sobre el mundo entero.


Beato Juan XXIII al Espíritu Santo

Proemio PVA/ Art. 1 y 2.2.a) en los Estatutos

Paso 2. Lectio del Magisterio Salesiano

San Francisco de Sales al referirse a la vida espiritual expresa: El sagrado concilio de Trento afirma que los amigos de Dios(1), andando de virtud en virtud,[2] son cada día renovados, es decir, progresan, por sus buenas obras, en la justicia que han recibido por la divina gracia; y quedan más y más justificados, según estas celestiales enseñanzas; El justo justifíquese más y más, y el santo más y más se santifique[3].

Combate por la justicia hasta la muerte[4]. En esta escalera el que no sube, baja[5]; en este combate, el que no vence es vencido. Los que corren el estadio, si bien todos corren, uno solo se lleva el premio. Corred, pues, de tal manera que lo ganéis[6]. ¿Cuál es el premio, sino Jesucristo, y cómo podréis lograrlo, si no le seguís? Si le seguís, andaréis y correréis siempre, pues Él nunca se detiene, sino que continúa en su carrera de amor y de obediencia, hasta la muerte, y muerte de cruz[7]. Ve, pues, mi querido Teótimo, y no tengas otra meta que la de tu vida, y mientras dure tu vida, corre en pos del Salvador, pero ardorosa y velozmente, porque ¿de qué te servirá el seguirle, si no logras la dicha de alcanzarle? Oigamos al profeta: Incliné mi corazón a la práctica perpetua de tus justísimos mandamientos[8].

No dice que los cumplirá durante algún tiempo, sino siempre, y, porque quiere obrar bien eternamente, obtendrá un eterno galardón. Dichosos los de conducta integra, los que caminan en la Ley del Señor[9]. La verdadera virtud no tiene límites; siempre va más allá, de un modo particular la caridad, que es la virtud de las virtudes, la cual, teniendo un objeto infinito, sería capaz de llegar a serlo, si encontrase un corazón en el cual lo infinito tuviese cabida; pues nada impide que este amor sea infinito sino la condición de la voluntad que lo recibe, condición debida a la cual, así como jamás nadie verá a Dios en la medida que es visible, así nadie podrá amarle en la medida que es amable.

El corazón que pudiese amar a Dios con un amor adecuado a la divina bondad, tendría una sola voluntad infinitamente buena, lo cual solamente es propio de Dios. De donde se sigue que la caridad puede, entre nosotros, perfeccionarse indefinidamente, es decir, puede hacerse cada día más excelente, pero nunca puede llegar a ser infinita.
Tratado del Amor de Dios. Libro III, tema 1.

PVA: El Art. 41 en los Estatutos. [1] Juan 15, 15. Efesios 2, 19 [2] Salmo 83, 8 Según la numeración de utilizada por la Vulgata, son los números entre paréntesis. [3] Apocalipsis 22, 11 [4] Eclesiastés 4, 3 [5] Génesis 28, 12 [6] 1a Corintios 9, 24 [7] Filipenses 2, 8 [8] Salmo 118, 12 [9] Salmo 118, 1

Paso 3. Meditatio El texto leido cuestiona mi vida

Según Don Pascual Chávez, la meta de tu proyecto de vida personal debe ser:

Muy queridos hermanos:

En estos días, el recuerdo de la canonización de don Bosco, en la Pascua de Resurrección de hace ahora 75 años, el día 1 de abril de 1934, por el Papa Pío XI, nos debe ayudar a comprender el significado de que precisamente la santidad es lo que nos conquista. Nuestra admiración por Don Bosco crece con motivo de ser declarado santo y, al mismo tiempo, nos anima a invocar y a imitar a nuestro santo Fundador.

1. En la primera carta que escribí al comienzo del sexenio pasado, con las mismas palabras del Siervo de Dios, Juan Pablo II, os decía: “¡Queridos salesianos, sed santos!” Con ello os proponía hacer de la santidad un programa de vida espiritual y de acción pastoral…

La santidad es la belleza de nuestra vida, de nuestras comunidades, de nuestra Congregación. La santidad que se manifiesta en el seguimiento radical del Señor Jesús obediente, pobre y casto, es el atractivo de la vida... La santidad, vivida en la entrega toda de sí mismos a Dios, por los jóvenes pobres, es la fuerza que proviene de un testimonio auténtico, capaz de suscitar y provocar vocaciones. He aquí por qué la santidad, junto a su arte y su liturgia, constituye la belleza de la Iglesia. Con razón, por tanto, se puede afirmar: “¡Sólo la belleza salvará el mundo!”

2. La santidad de Don Bosco es la garantía de que su propuesta de vida, su escuela de espiritualidad, su modelo de acción apostólica constituyen un auténtico camino evangélico que conduce a la plenitud del amor. Siguiendo el camino comenzado por Don Bosco en el seguimiento de Cristo, tenemos la certeza de realizar una vida plenamente evangélica, totalmente entregada sin condiciones, sin reservas, sin guardarse nada para sí. En la escuela de Don Bosco aprendemos también nosotros a ser santos.

3. Las múltiples y variadas formas de santidad que han florecido en 150 años en la Congregación, entre jóvenes alumnos, en la familia salesiana, son un signo de la santidad de nuestro Fundador. “La santidad de los hijos es prueba de la santidad del padre”, escribía el Beato Miguel Rúa a los directores salesianos, enviándoles el testamento espiritual de Don Bosco, pocos días después de su muerte. La primera generación salesiana no tenía ninguna duda sobre la santidad de nuestro “padre y maestro”, aunque no estaba aún solemnemente proclamada por la Iglesia.

Entre tanto, la santidad que, al comienzo, vivía la Congregación en el servicio a los jóvenes, aplicando el extraordinario método sencillo y por otra parte eficaz de Don Bosco, hubiera sido el argumento más válido a favor de la santidad del Fundador. Así, la santidad de los hijos y de las hijas fue creciendo en el tiempo: Después del padre, un gran número de discípulos hizo propia aquella forma simpática de santidad “doméstica”, que es la santidad “del trabajo y del patio”.

4. Son muchos santos y santas salesianos que han asumido la inspiración de Don Bosco. A nosotros se nos propone el mismo: si queremos ser santo, debemos mirarle a él. Somos herederos de un santo. La santidad es la herencia más grande que Él nos ha dejado. Don Bosco nos ha entregado una santidad original, hecha de sencillez y de simpatía. Una santidad que nos hace amables, buenos, sencillos, cercanos. Es esta la santidad a la que somos llamados, capaces de atraer a los jóvenes. Este ha sido el don de Don Bosco a los jóvenes y este es el mejor regalo que nosotros podemos ofrecer a los jóvenes de hoy. Recordémoslo, queridos hermanos: ¡Los jóvenes pobres tienen derecho a nuestra santidad!

Parafraseando a Don Bosco, podemos decir que es fascinante ser santos, porque la santidad es luminosidad, tensión espiritual, esplendor, luz, gozo interior, equilibrio, transparencia, amor llevado hasta el extremo. Y también la Iglesia, por medio del Vaticano II, nos recuerda que “todos en la Iglesia son llamados a la santidad” (LG 39). Esa es una prioridad en el nuevo milenio: “sería un contrasentido contentarnos con una vida mediocre, vivida al compás de una ética minimalista y de una religiosidad superficial…es hora de proponer a todos con convicción este alto grado de vida ordinaria” (NMI).

La santidad no debe intimidarnos, como si demandase vivir un heroísmo imposible, reservado a unos pocos privilegiados. La santidad no es obra nuestra, es la participación gratuita de la santidad de Dios, por tanto, es una gracia. Es don, antes de ser fruto de nuestro esfuerzo. Toda persona viene inserta en la esfera misteriosa de la pureza, de la bondad, de la gratuidad, de la misericordia, del amor del Señor Jesús. Es una entrega total de nosotros mismos, en la fe, en la esperanza y en el amor a Dios; una entrega que se actualiza día a día, con serenidad, paciencia, gratuidad, aceptando las pruebas y las alegrías cotidianas, con la certeza de que todo tiene sentido para Dios.

Leer PVA: 2 párrafo del decreto de aprobación del PVA/ Art. 7,8 y 9 Estatutos

Paso 4. Oratorio.
Lo meditado me lleva a orar, hablar de manera espontanea con Dios


Considera el texto siguiente: “La vida de oración es el fundamento de toda vida espiritual. La vida espiritual es la unión personal y constante con Dios. Es la identificación de corazón con la Voluntad de Dios, teniendo los mismos sentimientos de Cristo.

La vocación del cristiano se realiza a través de la vida espiritual. Los sacramentos promueven la vida espiritual y ayudan a seguir el ejemplo de Jesucristo.

Para la vida espiritual es indispensable la Celebración Eucarística, centro de la vida cristiana y, fortaleza para construir la familia en Cristo.

La lectura de la Biblia hecha con constancia nos hace crecer en la vida espiritual. La devoción a nuestra Madre Santísima es un elemento básico para perseverar en la vida espiritual. El Rosario es la devoción por excelencia a la Virgen, especialmente en familia, así como el Ángelus.

El progreso en la vida espiritual es un camino de perfección que todos los cristianos estamos llamados a seguir. Este el camino de la santidad.”

Paso 5 Contemplatio
(No es fruto del esfuerzon humano, sino de Dios)


Sólo los contemplativos pueden dedicarse a la misión, en silencio medita los puntos siguientes:

  • Como salesiano ¿dónde contemplo a Dios?
  • ¿Dónde y en quiénes vio don Bosco a Dios?
  • ¿Cuáles fueron los lugares en los cuales don Bosco vio a Dios?
  • ¿y tú, donde lo buscas, dónde lo encuentras?

Paso 6 collatio, momento de compartir en comunidad.
  • ¿Cuál es la pasión de tu vida?
  • ¿Cómo Don Bosco está presente en tu proyecto de vida?
  • ¿Cómo salesiano qué fuentes tienes para saciar tu vida interior?
  • ¿En tu entrega a los jóvenes sientes que te estás configurando a Cristo, apóstol del Padre?
  • ¿Qué medios tienes para configurarte como Don Bosco a Cristo?
  • ¿Quieres ser santo a semejanza de Don Bosco?
Paso 7. la palabra, meditada me lanza al compromiso


Medita sobre el espíritu salesiano del Salesiano Cooperador y la Salesiana Cooperadora, según el capítulo IV de los Estatuto y el capítulo III del Reglamento, tradúcelo en al menos tres compromisos personales:



Por Miguel Muñoz