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lunes, 30 de julio de 2012

AGUINALDO 2013 PRESENTACIÓN




HACIA EL REDESCUBRIMIENTO DEL SISTEMA PREVENTIVO

Repensando la experiencia educativa de Don Bosco,  somos convocados a vivirla de nuevo hoy con fidelidad. Sin embargo, para una correcta actualización del Sistema Preventivo, más que pensar inmediatamente en programas, fórmulas o eslóganes genéricos y buenos para todos los tiempos, nuestro esfuerzo hoy debe centrarse en la comprensión histórica del método de Don Bosco. Se trata, en concreto, de analizar cómo su trabajo se fue adaptando a las diversas situaciones entre los jóvenes, al pueblo, en la Iglesia, por la vida religiosa o cómo se diversificó también en el primer Oratorio festivo, en el pequeño seminario de Valdocco, con los clérigos salesianos y no salesianos, con los misioneros.  Podemos además observar que ya en el primer Oratorio de la Casa Pinardi  estaban presentes algunas intuiciones importantes que poco a poco adquirirán su valor más profundo al constituirse en una compleja síntesis humano-cristiana:
  1. una estructura flexible, como obra de mediación entre la Iglesia, la sociedad urbana y los contextos juveniles populares;
  2. el respeto y la valoración del ambiente popular;
  3. la religión como fundamento de la educación, según la enseñanza de la pedagogía católica que le fue transmitida en el Convitto;
  4. el vínculo dinámico entre formación religiosa y desarrollo humano, entre catecismo y educación;
  5. la convicción de que la instrucción constituye el instrumento esencial para iluminar la mente;
  6. la educación y la catequesis, que se desarrollan de todas las formas posibles, contando con la escasez de tiempo y de recursos;
  7. la plena ocupación y valoración del tiempo libre;
  8. la bondad solícita y cercana (“amorevolezza”) como estilo educativo y, más en general, como estilo de vida cristiana.
Desde el conocimiento del pasado, es necesario traducir hoy las grandes intuiciones y virtualidades del Sistema Preventivo. Se han de actualizar los principios, los conceptos, las orientaciones originarias, reinterpretando teórica y prácticamente las grandes ideas de fondo y las grandes orientaciones del método. Y todo esto para la formación de los “nuevos” jóvenes del siglo XXI que son llamados a vivir y a confrontarse con una pluralidad inédita de situaciones y de problemas, en un tiempo que ha cambiado drásticamente, y sobre el que las mismas ciencias humanas están aun reflexionando críticamente.
Especialmente quiero sugerir tres perspectivas, analizando más en profundidad la primera de ellas.
1. El relanzamiento del “honesto ciudadano” y del “buen cristiano”
En un mundo que ha cambiado radicalmente respecto al del siglo XIX, realizar la caridad según criterios estrechos, locales, pragmáticos, olvidando las amplias dimensiones del bien común a nivel nacional y mundial sería una grave laguna desde el punto de vista sociológico y también teológico. Concebir la caridad solo como limosna o ayuda de emergencia significa moverse arriesgadamente en el ámbito de un “falso samaritanismo”.
Se nos impone por tanto una reflexión profunda, sobre todo a nivel especulativo. Ésta debe tener en cuenta todos los contenidos sobre el tema de la promoción humana, juvenil y popular prestando atención, al mismo tiempo, a las diferentes y cualificadas consideraciones filosófico-antropológicas, teológicas, científicas, históricas y metodológicas pertinentes. Este análisis se debe además concretar en el plano de la experiencia y de la reflexión operativa de cada persona y de cada comunidad.
Hemos de avanzar en la reafirmación actualizada de la “opción socio-política-educativa” de Don Bosco. Esto no significa promover un activismo ideológico vinculado a particulares opciones políticas de partido, sino formar en una sensibilidad social y política que lleva en cualquier caso a empeñar la propia vida en el bien de la comunidad social, comprometiendo la existencia como misión, con una referencia constante a los inalienables valores humanos y cristianos. Dicho de otra manera, el reconsiderar la perspectiva social de la educación debería incentivar la creación de experiencia explícitas de compromiso social en el sentido más amplio:
Preguntémonos: la Congregación Salesiana, la Familia Salesiana, nuestras Inspectorías, grupos y casas ¿están haciendo todo lo posible en este sentido? ¿Su solidaridad con la juventud es solo un acto de afecto, un gesto de donación o es también una aportación desde la competencia y el análisis  racional, adecuada y pertinente a las necesidades de los jóvenes y de las clases sociales más débiles?
Y algo parecido se debería decir del relanzamiento del “buen cristiano”. Don Bosco, “quemado” por el celo por las almas, comprendió la ambigüedad y los peligros de la situación histórica, criticó sus presupuestos, descubrió nuevas formas para oponerse al mal a pesar de los escasos recursos (culturales, económicos…) de los que disponía. Se trata de desvelar y ayudar a vivir conscientemente la vocación de hombre, la verdad de la persona. Y precisamente en esto los creyentes pueden ofrecer su aportación más valiosa.
Pero ¿cómo actualizar el “buen cristiano” de Don Bosco? ¿Cómo salvaguardar hoy la totalidad humano-cristiana del proyecto en iniciativas prevalentemente religiosas y pastorales ante los peligros de los antiguos y nuevos integrismos y exclusivismos? ¿Cómo transformar la educación tradicional, nacida en un contexto de religiosidad homogénea, en una educación abierta y al mismo tiempo crítica frente al pluralismo contemporáneo? ¿Cómo educar para vivir de forma autónoma y al mismo tiempo para saber participar en los procesos de un mundo multiétnico, multicultural e interreligioso? Frente a la actual superación de la tradicional pedagogía de la obediencia, propia de un cierto tipo de eclesiología, ¿cómo promover una pedagogía de la libertad y de la responsabilidad que aliente la creación de personas responsables, capaces de decisiones libres y maduras, abiertas a la comunicación interpersonal, insertas en las estructuras sociales, sin complacencias, en una actitud crítica y constructiva?
2. Volver a los jóvenes, desde una mayor cualificación
Fue precisamente entre los jóvenes donde Don Bosco diseñó su estilo  de vida, su patrimonio pastoral y pedagógico, su sistema, su espiritualidad. La misión salesiana es consagración, es predilección por los jóvenes y tal predilección en su momento inicial es un don de Dios, pero le corresponde a nuestra inteligencia y a nuestro corazón desarrollarla y perfeccionarla.
La fidelidad a nuestra misión, para ser incisiva, debe ser puesta en contacto con los “núcleos” de la cultura de hoy, con las matrices originales de la mentalidad y de los comportamientos actuales. Estamos ante desafíos verdaderamente grandes que exigen análisis serios, congruencia en las observaciones críticas, una exigente confrontación cultural, la capacidad de saber comunicar psicológica y existencialmente las características de nuestro contexto. Limitándonos solo a algunas preguntas:
  1. ¿Quiénes son los jóvenes a los que “consagramos” nuestra vida personal y comunitariamente?
  2. ¿Cuál es nuestra profesionalidad pastoral a nivel de reflexión teórica sobre los itinerarios educativos y la praxis pastoral?
  3. Hoy la responsabilidad educativa debe ser colectiva, coral, participada. ¿Cuál es nuestro “punto de contacto” con la “red de relaciones” en el territorio y más allá del territorio en el que viven nuestros jóvenes?
  4. Si alguna vez la Iglesia se encuentra desarmada frente a los jóvenes ¿no será que lo están también los salesianos o la Familia Salesiana de hoy?

3. Una educación de corazón
En estos últimos decenios las nuevas generaciones salesianas experimentan quizás un cierto desconcierto ante las antiguas fórmulas de Sistema Preventivo: o porque no saben cómo aplicarlo hoy o porque sin darse cuenta lo imaginan como una “relación paternalista” con los jóvenes. Por el contrario, cuando miramos a Don Bosco visto en la realidad que vivió, descubrimos en él una instintiva y genial superación del paternalismo educativo inculcado por buena parte de la pedagogía de los siglos precedentes (1500-1700).
Podemos preguntarnos: Los jóvenes y los adultos hoy ¿entran o pueden entrar en el corazón del educador salesiano? ¿Qué descubren en él? ¿Un tecnócrata, un comunicador hábil pero vacío, o por el contrario encuentran una rica humanidad, completada y animada por la gracia de Jesucristo?
  
         A partir del conocimiento de la pedagogía de Don Bosco, los grandes puntos de referencia y los compromisos del Aguinaldo 2013 son los siguientes:
  1. El evangelio de la alegría que caracteriza toda la historia de Don Bosco y es el alma de sus muchas y variadas actividades. Don Bosco ha descubierto  el deseo de felicidad presente en los jóvenes y ha articulado su alegría de vivir en los lenguajes de la alegría, del patio y de la fiesta; pero no ha dejado nunca de señalar a Dios como  fuente de la alegría verdadera.
  1. La pedagogía de la bondad. La “amorevolezza” de Don Bosco, entendida como bondad cercana y solícita, es sin duda uno de los rasgos característicos de su metodología pedagógica que se considera más válido hoy, tanto en los contextos cristianos como en los que viven jóvenes pertenecientes a otras religiones. Pero no se puede reducir a un principio pedagógico sino que se ha de reconocer como un elemento esencial de nuestra espiritualidad.
  1. El Sistema Preventivo. Representa la esencia de la sabiduría pedagógica de Don Bosco y constituye el mensaje profético que ha dejado a sus herederos y a toda la Iglesia. Es una experiencia espiritual y educativa que se funda en la razón, en la religión y en la bondad solícita y cercana. 
  1. La educación es cosa del corazón. “La pedagogía de Don Bosco, ha escrito don Pietro Braido, se identifica con toda su acción; y toda su acción con su personalidad; y todo Don Bosco está recogido, en definitiva, en su corazón”. Esta es la grandeza y el secreto de su éxito como educador. “Afirmar que su corazón estaba totalmente entregado a los jóvenes significa decir que toda su persona, inteligencia, corazón, voluntad, fuerza física, todo su ser estaba orientado a hacerles el bien, a promover el crecimiento integral, a desear su salvación eterna”.
  2. La formación del honesto ciudadano y del buen cristiano. Formar “buenos cristianos y honestos ciudadanos” es la intención expresada muchas veces por Don Bosco para indicar todo lo que los jóvenes necesitan para vivir en plenitud su existencia humana y cristiana. Por eso la presencia educativa en la realidad social comprende estos otros elementos: la sensibilidad educativa, las políticas educativas, la cualidad educativa del entorno social, la cultura…
  3. El humanismo salesiano. Don Bosco sabía “valorar todo lo positivo que hay en la vida de las personas, en la realidad creada, en los acontecimientos de la historia. Esto lo llevaba a descubrir los auténticos valores presentes en el mundo, especialmente si eran deseados por los jóvenes; a insertarse en el flujo de la cultura y del desarrollo humano de su propio tiempo, estimulando el bien y evitando el quejarse simplemente de los males; a buscar con sabiduría la cooperación de muchos, convencido de que cada uno tiene dones que necesitan ser descubiertos, reconocidos y valorados; a creer en la fuerza de la educación que sostiene el crecimiento del joven y lo anima a ser un honesto ciudadano y un buen cristiano; a confiarse siempre y en cualquier circunstancia a la Providencia de Dios, percibido y amado como Padre”
  4. Sistema Preventivo y Derechos Humanos. La Congregación no tiene razón de ser si no es para la salvación integral de los jóvenes. Esta misión nuestra, el evangelio y nuestro carisma nos exigen hoy que recorramos también el camino de los derechos humanos; se trata de un camino y de un lenguaje nuevos que no podemos descuidar. El sistema preventivo y los derechos humanos se interrelacionan enriqueciéndose mutuamente. El sistema preventivo ofrece a los derechos humanos una perspectiva educativa única e innovadora respecto al movimiento de promoción y protección de los derechos humanos. De igual modo, “los derechos humanos ofrecen al sistema preventivo nuevas fronteras y oportunidades de impacto social y cultural como respuesta eficaz “al drama de la humanidad moderna, esto es, la fractura entre educación y sociedad, el distanciamiento entre escuela y ciudadanía”.
  5. Para una comprensión más profunda de todos estos puntos nucleares y para su aplicación coherente será útil leer: El Sistema Preventivo en la educación de la juventud, La Carta de Roma, las Biografías de Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Besucco. Todos son escritos de Don Bosco que ilustran bien su experiencia educativa y sus opciones pedagógicas.

Don Pascual Chávez V., SDB
Rettor Maggiore